La búsqueda del Primer Cielo
Los primeros recuerdos de presencias angélicas, se relacionan con las noches estrelladas y misteriosas. Solía quedarme muy quieta, en silencio, esperando la aparición de algún personaje de cuentos, o de la realidad poblada de seres encantados de mi mundo infantil, mirando fijamente hacia lo alto.
Hadas, duendes, príncipes y ángeles, todos ellos descendían en algún momento de ese lugar mágico, tilitante, desconocido... el cielo.
Los ogros, dragones y monstruos horripilantes, emergían según mi visión infantil desde los oscuros fondode alguna caverna o quizás del fondo del mar.
Todos mis miedos, estaban allí, amenazantes y latiendo en la oscuridad esperando salir desde las profundidades y atacarme.
Toda la ayuda y la protección, estaba allí, en ese cielo tilitante para defenderme de lo que me producía tanto miedo y para darme fantásticos dones. Los seres que me acompañaban permanentemente, eran los ángeles.
O sea, que para esa niña que era yo, claramente había una dimensión que era el cielo, luminosa, alegre, de donde necesariamente venía lo bueno y hacía desaparecder a los dragones y a los monstruos.
Luz, alegría, ayuda y protección, sin dudar, venían de ese cielo estrellado y desde allí bajaban los guardianes, los amigos fieles, los Ángeles.
Al comienzo de este camino, lo único que sabía, era que esa plenitud y felicidad, sentida en la fe y la inocencia del primer cielo, dejaría en mi interior una nostalgia profunda...
Los ángeles nunca dejaron de acompañarme, pero al crecer perdía el contacto fácil, directo y natural con su dimensión mágica.
Yo no sabía que la nostalgia del primer cielo nunca se cura en nuestro mundo racional, ordenado y tan lógico.
Tras muchas búsquedas, a las que llamamos de mil maneras diferentes, está el primer cielo, nos guía el recuerdo de esa plenitud, pero no sabemos cómo recobrarla. [...]"
Por: CZAJKOWSKI, HANIA. "Jugando con los ángeles". Ed. Sirio. Pag. 18-19. 1994
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